Faringitis: aumento de casos debido a la bacteria Streptococcus pyogenes
El ministerio de Salud de la Nación comunicó el 8 de julio pasado que en lo que va del año ya se confirmaron 118 casos de infección invasiva producidos por la bacteria Streptococcus pyogenes (también conocida como Streptococcus del grupo A), que representa la causa bacteriana más frecuente de faringitis aguda e infecciones cutáneas como impétigo, celulitis y escarlatina.
Según el ministerio, durante 2023 se notificaron al Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS) 118 casos confirmados de infección invasiva por Streptococcus Pyogenes en todo el país, de los cuales 16 fallecieron. Las provincias con mayor cantidad de casos confirmados acumulados en 2023 son Buenos Aires (35), Santa Fe (20), Chubut (10) y Tierra del Fuego (10).
En relación a los casos confirmados de infección invasiva por Streptococcus pyogenes en los años anteriores (2019-2022), el mayor número de casos se había registrado en 2022, con 75 casos reportados. Por lo que el número de casos de 2023 representa un aumento del 281% respecto al mismo período de 2019.
Cabe destacar que esto sucede en el contexto internacional en el cual el 8 de diciembre de 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que al menos cinco Estados miembros de la región europea (Francia, Irlanda, los Países Bajos, Suecia y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte) habían reportado un aumento en el número de casos de enfermedad invasiva por estreptococo del grupo A y el 19 de diciembre de 2022 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) también emitió un comunicado debido a un aumento de casos registrado en Uruguay.
Como se ha mencionado, el Streptococcus pyogenes comúnmente causa enfermedades leves como amigdalitis, faringitis, impétigo, celulitis y escarlatina. Sin embargo, en raras ocasiones, la infección puede conducir a la enfermedad invasiva que puede provocar condiciones potencialmente mortales siendo responsable de más de 500.000 muertes anuales en todo el mundo.
La transmisión ocurre por contacto cercano con una persona infectada y puede transmitirse a través de la tos, los estornudos o el contacto con una herida.
El período de incubación para la enfermedad varía de acuerdo a la presentación clínica, entre 1 a 3 días. El tratamiento de las personas infectadas con antibiótico durante por lo menos 24 horas elimina por lo general su capacidad de propagación.
La faringitis se diagnostica mediante cultivos bacterianos y se trata con antibióticos. La higiene de las manos y la higiene personal pueden ayudar a controlar la transmisión.
Los síntomas de la faringitis son: dolor de garganta; fiebre; cefaleas; dolor abdominal; náuseas y vómitos; enrojecimiento de faringe y amígdalas; mal aliento; ganglios aumentados de tamaño en el cuello.
En lo referido a la escarlatina los síntomas más frecuentes son garganta roja y adolorida; fiebre (38.3 °C o más); erupción color rojo con textura de papel de lija; piel de color rojo intenso en los pliegues de axila, codo e ingle; recubrimiento blancuzco sobre la lengua o el fondo de la garganta; lengua «aframbuesada”; dolor de cabeza; náuseas o vómitos; inflamación de los ganglios; dolores en el cuerpo.
Ante la presencia de algunos de estos síntomas es importante evitar la automedicación con antibióticos y realizar una consulta médica para tener diagnóstico oportuno.
En el caso de recibir indicación médica de tratamiento antibiótico, es fundamental completar el esquema (no acortar ni abandonar los tratamientos anticipadamente), ya que la utilización inadecuada de los antibióticos promueve la resistencia bacteriana, hecho que atenta contra su efectividad en el futuro.
Las personas enfermas deben evitar concurrir a lugares públicos (trabajo, escuela) y restringir los contactos hogareños. Además es de importancia lavarse las manos frecuentemente; no compartir objetos de uso personal (cubiertos, vasos, toallas, entre otros) y ventilar adecuadamente y de forma regular los ambientes.
Por último, la cartera sanitaria nacional recordó adicionalmente que todas las personas deben tener al día la vacunación antigripal y contra COVID-19, muy especialmente aquellas que presentan factores de riesgo.
De esta manera deben recibir la vacuna contra la gripe o influenza las personas gestantes en cualquier trimestre de la gestación (en caso de no haberse vacunado durante el embarazo, la madre debe hacerlo dentro de los 10 días posteriores al parto); niños y niñas de 6 a 24 meses, a quienes hay que brindarles 2 dosis separadas por al menos 4 semanas si no hubieran recibido anteriormente dos dosis de vacuna antigripal (aquellos que sí cuentan con al menos dos dosis de vacuna antigripal, deberán recibir solo una dosis).
También tienen prescripción de vacunación los grupos de riesgo: personas de 2 a 64 años que presenten ciertas condiciones como enfermedades respiratorias y cardíacas; diabéticos; inmunodeficiencias congénitas o adquiridas (no oncohematológica); personas con obesidad pacientes oncohematológicos y trasplantados; convivientes de enfermos oncohematológicos; personas con insuficiencia renal crónica en diálisis o con expectativas de ingresar a diálisis en los siguientes seis meses; personas con retraso madurativo grave en menores de 18 años de edad; quienes mantienen tratamiento crónico con ácido acetilsalicílico siendo menores de 18 años; personas con síndromes genéticos; con enfermedades neuromusculares con compromiso respiratorio y malformaciones congénitas graves y convivientes de prematuros menores de 1.500 g, entre otros. Todos los antedichos, para recibir la vacuna de manera gratuita sólo deben presentar orden médica (excepto las personas con obesidad, a quienes no se les requiere).
En tanto, contra COVID-19 deben recibir esquema primario y dosis de refuerzo cada 6 meses personas con alto riesgo de enfermedad grave y complicaciones, es decir personas de 50 años o mayores; personas con inmunocompromiso y personas gestantes. Por su parte, deberán recibir el esquema primario, una dosis de refuerzo a los seis meses y luego una dosis de refuerzo anual las personas con riesgo intermedio, o sea menores de 50 años con comorbilidades no inmunosupresoras (enfermedades crónicas y obesidad); personal de salud y personal estratégico. Finalmente, recibirán un esquema primario completo y un refuerzo anual quienes presentan bajo riesgo, esto es personas menores de 50 años sin comorbilidades.